Más de Santiago y hasta pronto Chile

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Me desperté cuando el chico que da asistencia pasaba con el desayuno. Un vaso de café con una granola. Tomé la granola, omití el café y volví a acomodarme para tratar de dormir, aún cuando habían abierto las cortinas de la ventanilla. Finalmente estabamos llegando, el reloj marcaba las 10 de la mañana y yo rogaba por llegar al hostal lo más pronto posible para tomar un baño. Tenía más de 24 horas de viaje desde el momento en que dejamos Chaitén, hasta el instante que nos estacionamos en Santiago. Al salir del autobus y tomar mi maleta, me dispuse a buscar un taxi, cuando lo encontré le di la dirección anotada , que de por sí ya me había memorizado, y emprendimos el camino. 

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Bellas Artes y el arte de la política

El fin de semana siguiente pasó en tranquilidad, claro que 72 horas de intensas lluvias no eran como para salir a parte alguna. Así que básicamente me la pasé invernando. El sábado recibimos la visita de una dominicana del programa de becas del ministerio, con quien ya habíamos tenido contacto desde antes de llegar a Bilbao. El domingo algunos chicos del máster, denominándose a sí mismos como «los ruinas», vinieron a tratar de arreglar la cama de mi compañera que se había roto el viernes antes. Al final nos quedamos viendo el juego del Barça contra el Athletic (y que dolor sentí al saber que estaban a 5 paradas del metro).

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