La paciencia es una virtud, o eso dicen. A veces la perdemos, otra veces nos hacemos un remanso de paz para poder sobrellevar la situación. Varias veces he escuchado en los consultorios de las clínicas u hospitales que se nos llama pacientes porque tenemos que esperar largas horas a que el doctor nos revise, aunque estemos con dolor o malestarles y queramos salir corriendo de ese lugar frío e incomodo.
Para ser profesor es igual de necesario ser paciente. De hecho, muchas personas suelen decir que no podrían ser docentes por que carecen de esa capacidad de tolerar y mantener calmar ante situaciones que no pueden controlar. Un estudiante que no entrega la tarea, alguien que pregunta lo mismo que acabas de explicar, o incluso cuando tratas de explicar algo pero el grupo de la esquina no deja de hablar.
En la actualidad, carecemos de paciencia. El mundo de hoy está acostumbrado a ir a altas velocidades, y todo lo queremos a un clic de distancia. Incluso, estamos dispuestos a pagar dinero extra para poder recibir más rápido cualquier producto que pidamos. Sin embargo, esperar es parte de la vida misma: esperamos a que salga esa serie, ese libro, esperamos por ese día para viajar a la playa, o a que llegue ese amigo de viaje. Esperamos por tantas cosas, y hay tantas otras por las que debemos aprender a ser pacientes, aún si carecemos de esa cualidad.
Carlos Villamil, docente de la Escuela de Comunicación, aprendió a tocar el arpa cuando tenía diez años. Según nos comenta en el episodio de esta semana, aprender a tocar este instrumento le ayudó a cultivar la paciencia que trata de dar a sus estudiantes en clases. Y no hay nada mejor para aprender a ser pacientes, que empezar a tocar un instrumento desde cero.
Tener la capacidad de tolerar y tomar las situaciones que se nos presenten con calma, no siempre es fácil. De hecho, hay ocasiones en que se hace un poco difícil, pero para ello sólo es necesario hacer una pausa y respirar. Al final del día, todo pasa, y en general, cuando esperamos por algo, casi siempre la espera vale pena.