Antes de hablar de esta última semana en la tierra de «los sueños», debo sacar una nota especial para lo que aconteció el fin de semana pasado. Después de mucho esperar y añorar, finalmente se me dio ir a Boston. Digo, ya había ido antes hace cuatro años atrás, pero realmente no vi nada (llegamos de noche y cuando salimos a la ciudad casi todo estaba cerrado). Pero para procurar no dejar nada de mi interés de lado, lo dividiré en algunos escenarios, así que vamos allá:
Adolescentes y otros males
La escuela prepara un viaje mensual con una compañía que se encarga de los tours. Hasta el sábado a las 7:48 am pensaba que sólo seríamos estudiantes de Kaplan. Pero resulta que el tour es para todas las escuelas afiliadas con programas de inglés para estudiantes internacionales. Así que cuando el autobus llegó lleno de personas me sorprendí un poco. Tras lograr ubicar un asiento vacío al lado de la ventana y cederle el puesto de al lado a un conocido de la escuela con el que me había tratado en otra actividad, supe que sería un largo viaje. Lleno de estudiantes de ELS entre 16 y 18 años, de nacionalidades diversas pero mayoritariamente Argentina y Uruguay, me tocó un par de chicas argentinas que no se callaban en todo el trayecto… que por cierto se toman casi 5 horas desde NY a Boston en carretera.
Hice uso de mis grandiosos audífonos, puse música y traté de dormir, a pesar de la película que nuestra guía Cecil -una señora de unos 50 años con una bella nieta y un estilo muy formal y elegante- muy amablemente nos puso. Así me dormí las primeras dos horas de viaje. Luego hicimos una actividad donde nos presentábamos, pero la mitad de los chicos no quiso participar. Hicimos una parada de 30 minutos para estirar las piernas y comer algo, a pesar de la cantidad de galletas y snacks que teníamos en el autobus.
Boston nos recibió con un día bastante soleado y despejado, pero con una temperatura a -7… sensación térmica a -12. Hicimos varias paradas antes del free time, y como venía charlando con mi compañero y conocí a una coreana de mi edad, pues basicamente hicimos el free time walking de tres horas juntos. Fuimos a los lugares cercanos como la iglesia donde tienes que pagar para entrar -no, no pagamos-, al Boston Garden, un parque con un lago convertido en pista de patinaje, donde caminamos entre la nieve mientras unos jóvenes jugaban hockey.
Clam chowder soup, new friends and Quincy Market
Estuvimos detrás de la especialidad del lugar, la clam chowder soup, una sopa de almeja. Nos habían dicho de un sitio donde hacían la mejor sopa, pero resulta que después de 30 años lo cerraron. Así que terminamos en una taverna irlandesa, donde tenían lobster soup, según el menú, y cuando nos estábamos rindiendo el camarero nos dijo que había un error en el menú y que realmente tenían la clam chowder… so, fue un win-win para nosotros.
La mejor sopa del mundo. Tras haber caminado tanto en el frío fue como tomar un te revitalizante después de una mala gripe. El sabor…aún hoy pensando en ello lo siento en mi boca. Definitivamente una sopa que deberían probar…incluso si no les gusta las almejas, que por cierto, yo no había comido antes.
Al terminar de comer ya era hora de regresar al autobus, a On Joo -mi compañera coreana- se le perdió su selfie stick y fue a buscarlo mientras que Wil y yo regresamos al autobus. Al final no lo encontró y regresó justo a tiempo para regresar. Resulta que duramos unos minutos más de la hora acordada (como suele suceder cuando viajas con un grupo tan grande) porque algunos de los niños no habían llegado. Finalmente en el hotel debíamos esperar a que nos llamaran para saber en qué habitación y con quien -en el caso de que viajaras solo y pagaras por una habitación de 4 personas- te tocaría. Para mi fortuna me tocó con On Joo y otras dos chicas de mi escuela: Luba, Rusia y Juliana, Brasil.
Como teníamos un rato antes de aprovechar el autobus para salir, duramos un rato hablando y organizando cosas en la habitación. Después fuimos al Quincy Market, donde encontré tiendas muy interesantes. Especialmente una donde habían comics… lástima que no tenía suficiente dinero. Claro que en todas las tiendas también habían peluches de langostar o llaveros o t-shirts al parecer es un símbolo de la ciudad. Después de caminar varias tiendas y tomar fotos, Johanna y On Yoo quisieron probar la langosta, aunque como habíamos comido tanto y aún estabamos llenos, terminaron comiendose una ensalda. Regresamos al hotel, nos turnamos para usar el baño y luego de un rato más hablando una a una nos terminamos durmiendo.
Harvard and a shiny finger
Para nuestro último día en Boston teníamos una agenda apretada, por lo que la puntualidad era esencial. Cosa que los niños no conocen. Después de durar 20 minutos esperando a tres personas que faltaban, que al final resultó que estaban en el otro autobus, finalmente nos fuimos a recorrer los lugares históricos de la ciudad. Seguimos la línea roja del suelo que está por todo Boston, pasamos por la casa más vieja que he visto…véase algunos 600 años, llegamos al USS Constitution, un barquito naval hecho de madera donde caben como 500 personas, vimos el barco que participó en la revolución del té (para los que no lo saben Boston es conocido por este hecho) y luego de caminar y caminar, regresamos al autobus para ir a Harvard.
La universidad está en el distrito de Cambridge, donde están algunas otras universidades. Cuando entras ni cuenta te das, porque es como un mini pueblo. Tal como la imaginé, enorme, con un campus muy chulo, restaurantes y tiendas alrededor… en fin. La primera parada fue en la estatua del fundador, que por cierto, nadie sabe como era en realidad y por lo que la cara del tipo fue inventada. Lo curioso de la estatua es que tiene un dedo pintado de oro, y si lo tocas antes de ir a un examen eso te trae buena suerte. Bueno, tenemos las fotos para comprobar que todo el mundo lo tocó. Luego caminamos un buen rato por las áreas abiertas, como era domingo habían edificios cerrados. Después pasamos por las tiendas de souvenir, y terminamos comiendo hamburguesas con malteadas. So good.
Regresamos al autobus, y luego de una rápido en el MIT y tomar la foto del panorama de la ciudad, tomamos el camino de regreso a NY. Pusieron una película por lo que los chicos venían callados. Hicimos otra parada de 30 minutos, y como quedaba hora y media de camino pusieron otra película que no termine de ver, porque los últimos minutos que quedaban habíamos llegado a la ciudad.
En resumen, Boston es una ciudad media, donde las tiendas cierran a las 8, es tranquila, sin demasiadas personas, fría, con edificios no tan altos como en NY, con irlandeses e italianos como población mayoritaria. Así que si, fue algo de lo que imaginaba, pero si fue un poco chocante cuando llegas desde NY donde hay tantas personas, ruido, movimiento… y pasas a la tranquilidad del norte.
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