03 enero del 2012
El segundo día del año nos recibió en Alemania, lloviendo. Nada nuevo en este viaje. Lo que sí es que pudimos levantarnos más tarde y sin presión. Nos fuimos a conocer Frankfurt. Nos tocó tomar un taxi que nos dejara en el centro, y de ahí caminar y caminar bajo la lluvia.
Con nuestro best friend ever, el mapa, estuvimos dando vueltas por la plaza principal. Nos cruzamos con varias tiendas que nos dejaron casi en banca rota (pero es que los especiales estaban muy buenos) y como es costumbre casi nos perdemos tratando de encontrar un barrio donde supuestamente la comida es muy buena, Sachsenhausen o algo así… Hubo un momento en que la lluvia apretó, y como dos locas seguiamos buscando el jodio lugar fijandonos en los tan entendibles nombres de la calle y en el mapa. Luego de cruzar un puente, tomar varias fotos y seguir, nos encontramos con Super Us (nuestro guía del tour), quien muerto de risa nos indicó hacia donde ir.
Después de todo esto, terminamos en una pizzeria. La tipa que nos atendió no sabía ni inglés ni español, so tuvimos que hacerlo todo por señas. Bien que sirve en paises extraños. Al final terminamos pidiendo una pizza mediana de ocho pedazos para cada una… sopresa cuando vimos el tremendo tamaño… claro que, sorpresa mayor cuando no dejamos ni un pedazo y no nos sentiamos jartas. Ahora que lo pienso, creo que era por la masa…
Regresamos por el camino que vinimos. Paramos en Starbucks para saciar mi antojo, y regresamos al hotel (terminé pagandole al taxista 10.95 en monedas… que vergüenza).
A las 3:45 salimos en el autobus hacia el aeropuerto, luego de que todos nos chequearamos, pasamos por el control, donde detuvieron a Tray. Lo interesante es que nuestro guía nos advirtió que había que quitarse las botas para pasar, porque si no te detenian y comenzaban a revisarte, pero como el tipo de seguridad le dijo que no importaba, pos paso igual. Que risa cuando la tipa comenzo a revisarla.
En la espera para tomar el avión (que fue eterna, porque se retrasó una hora) vimos como una muchacha perdió su vuelo a Francia. La pobre salió llorando, cuando llegó justo 2 minutos después de que el avión saliera. Ya montados, nos dieron un paseo por la pista de despegue que duró como unos 20 minutos. Finalmente en el aire fue imposible dormirme gracias a lo incomodo de los asientos. Odie Iberia.
Al llegar al aeropuerto duramos 30 minutos esperando las maletas, 20 para llegar al lugar donde debian ser recogidas. Aquí tomamos el metro para la estación de autobuses. En la estación, esperamos una hora y media. Y luego de quejarnos de que no nos habiamos podido despedir de Super Us, resulta que iba a tomar el mismo autobus que nosotras.
Finalmente en la guagua, esperamos para que cerraran la puerta, y cada una tomó dos asientos. Qué igual para lo bien que dormí daba lo mismo. Llegamos a Bilbo a las 6:00 am. Y claro, fue a darle amor a la cama.
El viaje ya terminó. Y pasará un buen tiempo antes de que me otro. Primero hay que recuperar el bolsillo, y pasar las materias. El lunes reinician las clases. Me esperan aproximadamente seis trabajos para hacer, y el semestre ahora es que se va a poner interesante.
Me harán falta Super Us, las divinas, Barbie y Ken, los fresitas, la abuela de piolin, los tres chiflados, la tipa rara (para mi era bipolar la pobre), Nono, las catalanas locas y los buenos sueñitos que se hacían en el bus. Definitivamente uno de los mejores viajes que me pude a ver inventado.