Por una parte no podía creer que finalmente mis vacaciones habían llegado, y por otra sentía que el tiempo se había detenido y me gustaba esa sensación. Quería que se mantuviera así… lento. Nos alistamos y subimos al comedor para el desayuno: confle con leche, bagels y té. Yo con mi dieta de no harina y no azúcar, me conformé con el primero. Había muchas personas de distintas partes, un grupo de chilenos, unos europeos, una familia que no reconocí de qué parte eran, y así. Todos iban, se servían, esperaban a que el otro terminara con la tostadora, y se sentaban de los más tranquilos. Algunos hablaban entre ellos, yo sólo los observaba mientras me terminaba mi cereal.
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De costa a costa: Día 01
Mi mejor amigo y yo habíamos estado hablando de este viaje desde el año pasado, y en marzo finalmente empezamos a darle forma. Compramos los vuelos que tomaríamos juntos, hicimos las reservas de los lugares donde nos íbamos a quedar (que nos costaron más caros de la cuenta), descargamos Google Trips en nuestros teléfonos para ver opciones de sitios para visitar, y cosas para hacer, y ya sólo nos quedaba a esperar que llegara el día. Claro que los meses previos fueron un poco turbulentos. Entre el trabajo y la muerte de un familiar muy querido, la emoción por el viaje iba disminuyendo. Pero ya había mucho dinero invertido, y en elfondo era algo que quería hacer sí o sí.