Como dije, realmente no me interesaba salir, en especial después de ver como una intensa neblina cubría la ciudad. Pero vamos, que como dice mi prima esto solo lo viviremos una vez. Así que luego de cenar, y esperar a que me dijeran para dónde íbamos, me alisté, aproveché la bola de mi pricuñado quien iba para el centro a trabajar, y esperé la siguiente llamada.
Con 16 centavos en el celular (los cuales ni me dan para dar un toque), sin internet de ningún tipo y sólo 20 euros en el bolsillo, salí dispuesta a bailar un buen rato en alguna discoteca de Madrid. Como dicen por ahí, conocer la vida nocturna de la ciudad, porque no todo es turistear.