Julio, la farra y la gripe

El 28 de octubre del 2011 fue un día de emocionar. Estando tan lejos de casa como estaba, gracias a la tecnología había podido mantenerme al tanto de todo. Incluso enterándome de cosas que sucedían mucho antes que mis amigos allá.

La noticia fue trágica, tanto que el pique que tenía no me había dejado salir esa parte emotiva que ante hechos así me hacen llorar. Cuando vi el primer estado: «Julio está desaparecido desde ayer», lo primero que pensé fue: «va, seguro salió tarde de algún sitio y se le olvidó avisar». Pero luego a medida que pasaba el tiempo y más comentarios llegaban, la preocupación se hizo eco, y en menos de dos horas las redes sociales lloraban ante la noticia. 

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