Aunque a las 8 de la mañana estaba nublado, ese día no hubo niebla, por lo que prometía estar mucho más bonito que el anterior para visitar París. Con el día libre, pero con mucho qué hacer, teníamos la intención de salir temprano del hotel. Pero entre mi dolor de cabeza y el sueño de Tracy terminamos tomando el metro a las 10 a.m para ir al Louvre.