Aunque a las 8 de la mañana estaba nublado, ese día no hubo niebla, por lo que prometía estar mucho más bonito que el anterior para visitar París. Con el día libre, pero con mucho qué hacer, teníamos la intención de salir temprano del hotel. Pero entre mi dolor de cabeza y el sueño de Tracy terminamos tomando el metro a las 10 a.m para ir al Louvre.
efecto máster
Travesía de un tour
Nota publicada el 26 de diciembre del 2011
Pasar el 24 de diciembre entre personas extrañas (en su mayoría), para una cena que terminó siendo una delicia, y una muy agradable compañía fue la mejor idea que se nos pudo ocurrir. Con la salvedad de que si vas a tomar un autobús a la 1:30 de la madrugada del siguiente día no te acuestes a las 8 de la mañana.
Empezar el tour fue toda una travesía. Se suponía que nos reuniríamos con un grupo de estudiantes en Paris, para 8 días de viajes intensos entre ciudades, museos y monumentos de una parte de Europa fuera de España. Pero para tomar un avión a las 4:40 de la tarde en Madrid, era necesario tomar un autobús a la 1:30 de la madrugada en Bilbao. Al pasar dos horas en la estación muertas de frío, finalmente nos montamos en la guagua, la cual tomó seis horas para dejarnos en el aeropuerto.
Google Maps y el Club Taurino
Nota publicada el 22 de diciembre del 2011
La verdad no sé como empezar a contar mi historia. Ustedes me dirán, pues por el principio, ¿no? Y es que no sabría descifrar dónde rayos está el principio. A ver, para que no se haga muy largo…
Ese día tenía que ir a entregar un libro a una asociación, comprar unas botas nuevas (porque las que tenía la lluvia la había jodido), hacer la compra de la cena de Noche Buena y asistir a un coloquio-entrevista en un Club Taurino. Resulta que organicé mi día cuestión de poder hacerlo todo. Busco mi mapa en Google Maps de la asociación, imprimo las rutas de cómo llegar desde mi casa, y anoto cada detalle por si las moscas.
Santo Tomás y algunas otras locuras
Desde mi llegada de Madrid, la estadía en Bilbao fue bastante tranquila: llegar a clases, salir de clases, hacer comida, fregar, dormir, hacer tarea…etc, etc, y alguna salida al Kareoke (donde nos degalillamos cantando). Hasta el sábado cuando recibimos la visita del novio de Frantxy y uno de mis más viejos amigos. Sentí como si un pedacito de dominicana hubiera llegado, más la grata sorpresa de algunos mensajitos enviados por varios de mis amigos.
Pero francamente no llegó en un buen tiempo, desde la semana pasada estuvo lloviendo, y ese weekend el temporal que azotaba la costa se sentía en pleno de la ciudad. Claro que la semana no comenzó mejor, mi gripe que no me deja ni me abandona, más las constantes lluvias, más las bajas de la temperatura… Bueno, todo eso me tenía con el pecho sin servir, la nariz roja y la garganta que no dejaba de picar.
Una noche diferente en Madrid
Como dije, realmente no me interesaba salir, en especial después de ver como una intensa neblina cubría la ciudad. Pero vamos, que como dice mi prima esto solo lo viviremos una vez. Así que luego de cenar, y esperar a que me dijeran para dónde íbamos, me alisté, aproveché la bola de mi pricuñado quien iba para el centro a trabajar, y esperé la siguiente llamada.
Con 16 centavos en el celular (los cuales ni me dan para dar un toque), sin internet de ningún tipo y sólo 20 euros en el bolsillo, salí dispuesta a bailar un buen rato en alguna discoteca de Madrid. Como dicen por ahí, conocer la vida nocturna de la ciudad, porque no todo es turistear.
De turistas y pérdidas en Madrid
Levantarse temprano un viernes por la mañana, sin tener clases es todo un reto. En especial si por tu habitación no se cuela un solo haz de luz, el frio te atrapa, y la cama está más sexy que nunca.
Por lo que no se sorprendan cuando en vez de levantarme a las 9:00 am, cuando sonó mi alarma, me dio con dormir una hora más, esperando que mi amiga me llamara para reunirnos en Plaza España. Claro que no conté con que su celular iba a estar descargado, por lo que nunca recibió el mensaje que le envié diciendo: “llegaré más tarde, me quedé dormida”.
Barcelona: Picasso, playa y Las Ramblas
Si te acuestas a las tres de la madrugada, luego de un día tan intenso como el anterior, no es de extrañar que quieras durar hasta el medio día en cama. Pero vamos, estábamos en Barcelona y cada minuto contaba. Así que tampoco sorprende mucho que un domingo a las 10 de la mañana ya estuviera despierta, aunque sin ganas de levantarme.
Barcelona: Rambla’s Home
Lo primero es que cuando pensé en ir a estudiar a España, el lugar ideal era Barcelona. De hecho había soñado con ir desde hacía mucho. Segundo, el único equipo de fútbol que actualmente sigo es el Barça. Así que cuando llegué a este país, una de mis metas era ir a la comunidad autónoma de Catalunya, y ver un partido en vivo.
So, cuando vi en la página oficial del FCB que las entradas para el juego de ese sábado estaban a 19 euros (súper baratas en comparación a otros) y que sería el mismo fin de semana que tenía pensado ir a conocer la ciudad, no lo dudé. Se lo comenté a par de compañeras con las que también habíamos planeado ir a ver algún partido, y en dos días armamos el viaje.
La entrevista y la enfermedad
Después del mega weekend de viajes y conocer País Vasco, la siguiente semana pasó en tranquilidad y sin mucho qué contar más que lo normal de ir a clases. Algo distinto que hubo esa semana fue que me tocó realizar mi primera entrevista para la clase de redacción. Hablé acerca del Puente de Vizcaya, un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO, así que tenía que dirigirme a una autoridad, véase el director de relaciones institucionales de este.
Tres historias un fin de semana 3
Claro que el fin de semana no terminaba ahí, luego de llegar de San Sebastian, con sólo 4 horas bien dormidas desde el viernes, y más de 30 kilómetros recorridos, llegué apenas para tirarme en la cama unos 20 minutos y volver a salir disparada, porque ¿adivinen qué? Ese domingo era 20N y me tocaba cubrir las elecciones de España desde la sede principal de algunos de los partidos en Bilbao para la clase de periodismo.