La llegada a la Costa Este, fue tranquila y sin tropiezos. Sin contar el hecho de haber perdido mi Kindle en el tren, el vuelo de Chicago a New York estuvo tranquilo y sin contratiempos. La ciudad se veía totalmente iluminada desde el cielo, y transcurrió tranquilo (o al menos eso recuerdo). Llegué a la Gran Manzana por La Guardia, era la primera vez viajaba a través de ese aeropuerto, y aunque salí rápido (incluso mi maleta había llegado mucho antes que yo al parecer), como estaba en reconstrucción habían muchas salidas inhabilitadas, y tuve que durar un buen rato esperando el Uber.