Mi mejor amigo y yo habíamos estado hablando de este viaje desde el año pasado, y en marzo finalmente empezamos a darle forma. Compramos los vuelos que tomaríamos juntos, hicimos las reservas de los lugares donde nos íbamos a quedar (que nos costaron más caros de la cuenta), descargamos Google Trips en nuestros teléfonos para ver opciones de sitios para visitar, y cosas para hacer, y ya sólo nos quedaba a esperar que llegara el día. Claro que los meses previos fueron un poco turbulentos. Entre el trabajo y la muerte de un familiar muy querido, la emoción por el viaje iba disminuyendo. Pero ya había mucho dinero invertido, y en elfondo era algo que quería hacer sí o sí.