19 de octubre 2011.
Luego de tres días sin poder sentarme tranquila a escribir (dado que estábamos sin internet, y estaba conectada por un USB prestado) heme aquí.
A ver que les cuento… el domingo pasado salimos del hotel unos minutos antes de las 5 de la tarde, cada una con las maletas en mano hacia aquel piso que sería nuestro nuevo hogar. A pesar de haber salido unos minutos antes, llegamos un poco pasadas de la hora acordada. Una vez aquí y ya todos reunidos, cerramos el trato con la dueña del lugar, hicimos la rifa de las habitaciones, y por cosas de la vida todos tuvieron la habitación que deseaban, menos el hombre de la casa (quien se peleaba por la cama grande).