20 de febrero 2012.
Puede decirse que la materia de «Producción de Contenidos» o como vulgarmente es denominada, redacción, es la materia más importante del master de periodismo. No por nada le dedicamos dos horas más a la semana que a cualquier otra materia. Y no por nada el trabajo final es un reportaje de 4 páginas del periódico (véase tamaño tabloide que todavía no sé de qué lo haré y es para mayo).
Para esta materia nos han dividido en cuatro grupos, por ende, es la única materia en la que no compartimos profesores. Así que, sólo puedo hablar de la profesora que nos tocó al grupo 4. Una señora alta, un poco brusca en el trato, que realmente me dio muy mala impresión la primera vez que la vi, por no decir que me inspiró un poco de miedo.
Para fortuna o desgracia, somos los alumnos de Lucía Martínez Odriozola, quien además de tener más de 20 años en la profesión periodística es presidenta de la Asociación de Periodistas Vascos de Euskadi. Ha ganado varios premios en periodismo, profesora de la facultad de periodismo en la UPV, profesora del master, en fin, su curriculum es extenso, largo y sin límites.
Como profesora, sólo podría decir que es excelente. Aunque claro sus formas pueden no ser del agrado de muchos.
El caso con redacción es el siguiente: de los 4 grupos, somos el único grupo que debe entregar textos todas las semanas (si por ella fuera, sería todos los días), por ende somos los únicos que tienen un recaudo de textos escritos (reportajes, entrevistas, crónicas, demás). Es una persona super exigente, y aunque por las mañanas suele iniciar las clases con un buen boche, siempre trata de aminorar el ambiente con algún chiste (como hoy que quedó maravillada con mis aretes que le recuerdan a su abuela, y se la pasó bromeando de que me los va a robar). Ninguno de mis textos se ha quedado en limpio. Cada párrafo tiene una corrección, lo cual me hace sentir, a veces, que no he mejorado lo suficiente.
Si soy sincera, siento que no sabía nada de redacción hasta que llegué a esta clase. En mi vida he hecho entrevistas y mucho menos reportajes. Soy una energúmena en la ortografía, y qué decir del uso de los tiempos verbales. Como periodista, busca que seamos la perfección. Con sus consejos trata de guiarnos por el camino de un profesional serio, con ideas nuevas, originales. Tanta es la influencia que ejerce en nosotros, que ya estamos que al escribir cualquier texto escuchamos una vocecita en nuestras cabezas en representación de ella, diciéndonos qué está mal y qué no.
Algunas de mis compañeras han salido llorando de sus clases, yo misma una vez tuve que aguantarme para no largarme a llorar en ese instante (pero bah, que ese día también me afectaban otras cosas externas a la clase). Esto sólo para darles un ejemplo de lo fuerte que es.
Pero saben ¿qué? Realmente me alegro. Porque siento que estoy aprendiendo, y es tanto lo que nos está apretando ahora, que sé que al terminar este curso, seremos unos bacanos (bueno, algunos, los que se dejan guiar sin mucho discutir). Después de pasar por las manos de Lucía, nadie, en ningún lugar del mundo tendrá la potestad de venir a decirme a mí que no sé escribir.