Así inicia Jesse Stommel, en su keynote durante el Digital Pedagogy Lab 2020. Pero creo que antes de hablar de lleno sobre mi experiencia en este laboratorio, sería bueno contarles un poco de cómo una profesora dominicana participó en este evento.
El año pasado tuve la oportunidad de tomar unos cursos en Tompkins Community College. En la clase English 101 con la profesora Sara Wolf nos tocó hacer un research essay, para el cual teníamos que realizar una investigación basada en artículos académicos o fuentes científicas y confiables, según el tema a tratar. En ese momento tenía las ganas y deseos de hacer cursos online, para tener un ingreso pasivo, así que decidí basar mi investigación sobre los cursos en línea abiertos —MOOC por sus siglas en inglés—.
Al investigar encontré que existía algo llamado recursos abiertos educativos —OER por sus siglas en inglés—. Consultando con la profesora Wolf, mencionó a una profesora de Cortland University que trataba el tema de Digital Humanities, a quien podría consultar para el tema.
El punto es que gracias a este trabajo, empecé a seguir a algunas personas relacionadas en Twitter, y me enteré de la existencia de un laboratorio digital sobre pedagogía crítica. Tomemos en cuenta que todo esto ocurre entre julio y octubre del 2019. Así me entero que el siguiente año —este 2020 que ha sido tan especial para todos— se llevarían a cabo dos eventos, uno en abril en Londres y otro en julio en Denver, Colorado.
Era mi oportunidad para ir a Londres y volver a Europa, así que después de analizar cómo podía financiar mi viaje, me inscribí en el laboratorio y empecé a gestionar los documentos para mi visa. Sin embargo, en el mes de enero, los organizadores decidieron cancelar el evento —Brexit, la economía y otros— y sólo dejar la versión de Denver. Así que nada, empecé a planificarme para ir a Denver —aquí no iba a necesitar buscar visa y la fecha coincidía con el fin del semestre—. Pero entonces llegó el COVID-19 y decidieron, en vez de cancelar, realizar el evento virtual. Digo, después de todo es un laboratorio digital.
Y así, llegó el día del evento. Una conferencia con 500 participantes de todos los rincones del mundo, docentes, administradores de organizaciones educativas, bibliotecarios, etc. La misma consiste en impartir 9 cursos distintos —tratando diversos temas— en un período de 5 días. Decidí tomar el curso de Intro, dado que era la primera vez que participaba en este laboratorio, y solo había tomado un diplomado de pedagogía, hace ya siete años.
Iniciamos el domingo con un correo de bienvenida, el registro a las distintas plataformas —Ghost, Discourse, Hyphotes.is, Zoom— y el keynote de Jesse Stommels, fundador de Digital Pedagogy Lab y de Hybrid Pedagogy.
Deja de buscar modelos, y empieza a hablar con los estudiantes.
—Jesse Stommels, durante su Keynote en DPL 2020
El lunes llegó el correo de los instructores, Chris Friend y Jakob Gowell, con las lecturas, actividades (sincrónicas y asincrónicas) para realizar durante el día, y me dieron las 2 de la tarde para empezar a leer todo. Quedé abrumada. Los lunes de por sí suelen ser mis días más pesados, pues tengo dos materias que dar, así que leí y participé en lo que pude, pero fue tanta información en tan poco tiempo que sentía como mi cerebro se estrujaba. Cuando dieron las 10 de la noche llegó el momento del primer office hour de la semana con nuestros instructores, y yo ya estaba agotada. El martes fue mucho más suave, pero me tocó ponerme al día con las lecturas que no había terminado del día anterior. Y todos los días teníamos lecturas nuevas, asignaciones nuevas, temas nuevos.
Aunque con las lecturas y algunas asignaciones no logré ponerme al día, siempre traté de estar presente en las actividades sincrónicas: office hours, twitter chat, keynotes y workshops. En estas reuniones, que solían darse por Zoom, solíamos estar las mismas personas, con una o dos variantes, y conversamos acerca de temas muy distintos. Experiencias sobre pedagogía, herramientas tecnológicas y situaciones curiosas, ya sea dentro o fuera del salón de clases. En lo personal, amé estas conversaciones, la interacción con otros docentes, personas que viven la pedagogía, la enseñanza, que tienen cierto dominio sobre herramientas digitales, y que sobretodo les interesa el desarrollo integral de sus estudiantes. Resalto de manera especial a mis instructores, Chris y Jakob, quienes siempre hacían las preguntas idóneas, a mi compañera Katherine quien tenía comentarios certeros sobre la realidad que vivimos, y a otros como Sue y Thomas, quienes solían estar más callados, pero en el chat daban excelentes ideas.
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Shared my comp & early American lit syllabi with students in my courses a month early to solicit feedback. Best dec… https://t.co/DwuMTDGygW
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Here my summary in Spanish about my experience in @DigPedLab this week #DPLintro #digped Thanks to the organizers… https://t.co/zQm121atvi
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RT @chris_friend: And we’ll wrap up with #DPLIntro Q5: Connecting politics and pedagogy, I have written that “we can no longer pretend our…
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En el curso en particular, tratamos varios conceptos por día. Estos fueron: equidad, acceso, comunidad, agency y activismo. Surgieron muchas ideas y debates alrededor de estos conceptos, y las lecturas que leímos, como reflexiones de Bell Hooks o Paulo Freire —padre de la pedagogía crítica—. Personas de acuerdo con algunas de estas ideas, profesores en contra, personas que estaban de acuerdo con las ideas pero no estaban seguros como aplicarlas dentro del sistema y contextos en el que se desenvuelven.
No deberías enseñar la herramienta en sí, sino lo que queremos lograr con esta herramienta.
— Chris Friend, instructor del grupo Intro, DPL 2020
El miércoles sentí que tenía muchas más preguntas que respuestas, y cada vez que alguien daba una opinión o idea sobre algo, surgía una duda a partir de esta. Pero como Chris nos dijo en nuestro encuentro de ese día:
Uno de los objetivos de este curso es que puedan hacerse preguntas, y si al final de la semana salen con dudas pero con un buen networking que te ayude a resolver esas preguntas en el futuro, habremos logrado la meta.
Para el jueves ya estaba acostumbrada a los horarios de las conversaciones, y sentía que tenía más control sobre el material. Pero claro, llegó la tormenta Isaías y ese día, además de que la luz estuvo en un va y ven, se pasó el día entero lloviendo y sólo tenía ganas de estar tirada en mi cama. Aunque sentía el cerebro frito a estas alturas, participé en tres reuniones distintas. Dos con mis instructores, y una dedicada al workshop: ‘Convertirse en un maestro listo para el alumno’.
En esta sesión que tuvimos con Jesse Stommel y Eddy Conroy, conversamos acerca de cómo la educación no tradicional no está funcionando en la actualidad. Cómo, a diferencia de lo que se podría creer, el aprendizaje en línea es costoso. Y sobretodo, llegamos a preguntas como:
¿Cómo creamos un espacio robusto para nuestros estudiantes en línea?
¿Cómo se puede obtener ayuda financiera?
¿De qué manera creamos el espacio para nuestros sean parte de la conversación?
Cuando llegó el viernes, sentía un agridulce en el pecho. Por un lado, tenía demasiado información en la cabeza —creo que eso ya está claro—, y por el otro, sabía que me harían falta esas conversaciones con otros profesores: compartir experiencias, ideas, herramientas, etc. Este fue el día más productivo para mí, dado que participé de todas las actividades sincrónicas, y además avance muchísimo las asignaciones que tenía pendiente.
Durante nuestras conversaciones, me gustaba como, a pesar de ser un grupo relativamente grande quienes participaban en este curso, solíamos ser máximo 10 personas en Zoom, esto ayudó a que los diálogos fueran fluidos. Siempre hubo momentos de silencio, donde nos veíamos a la cámara pensando en qué decir a continuación, pero todos atentos, analizando lo que el otro había dicho recién. Todos enfocados, pensando, cuestionando.
El laboratorio, formalmente, terminó. Pero las plataformas quedaron disponibles para que podamos entrar, discutir, y completar cualquier asignación que nos llame la atención. Al final, no estamos obligados a realizar todas las actividades, ni participar de todo, sólo aquello que nos llame la atención y queramos, y eso también me encantó.
Amamos enseñar y queremos demostrar que nuestro valor importa.
—Alguien que no recuerdo, durante nuestra último office hour del grupo Intro.