9 de abril, 2012.
Luego de tomar el autobus en Almería terminamos en Granada. Un viaje bastante caluroso dado que el vehículo parecía estar calcinandose. Al llegar a la estación, tuvimos que esperar unos minutos para que nuestro compañero Pablo nos pasara a buscar. Durante este tiempo nos tiramos la novela de unas americanas que venían de Málaga y a una de ellas le robaron la maleta.
La pobre estaba echa un mar de lágrimas y el oficial explicandole que tenían que denunciarlo a la policía para luego presentar una hoja de reclamaciones en la estación. En fin, que al final pasaron por nosotras y no supimos que pasó.
Instaladas nos daba un poco de pena ocupar la casa de nuestro compañero, pero como la invitación provino de él entramos sin poner muchos peros. Al dejar las cosas y conectarnos a internet para dejar saber que estabamos vivas, salimos entonces a conocer parte de la ciudad. En nuestro paseo nos encontramos con un amigo de las chicas llamado Tirso, quien tambien está haciendo un máster aquí en Granada, pero es de El Salvador.
Empezamos el recorrido turístico y en una tienda de souvenirs nos encontramos con un compañero del máster quien tambien estaba de turísta: David. Fue tan gracioso verlo llegar acompañado de su guapa novia (muy linda la chica) y estar muerto de risa, porque como mis compañeras le habían dicho que iba a llover así le sucedió. Tras este encuentro muy amigable, nos separamos, y entonces emprendimos camino hacia el mirador para observar la famosa Alhambra de Granada.
El paseo de los tristes, muchos turistas, calles super estrechas (que crees que en cualquier momento te pueden atropellar) y los gitanos eran parte del escenario. Al subir, una vista hermosa se presenta, pero lo mejor queda por suceder cuando anochese. Terminamos el recorrido comiendo unas buenisimas tapasBajamos para comer unas buenisimas tapas.
Al día siguiente nos levantamos sin saber muy bien para donde ir, pero con ganas de la Sierra Nevada. El único problema fue que averiguamos muy tarde para tomar el bus que nos llevaría a aquel maravilloso lugar nevado que se ve a lo lejos. Después de esperar un rato y buscar asesoramientos por san Google, decidimos salir y ver qué encontrabamos.
Terminamos entrando a varias tiendas donde la ropa estaba increiblemente barata. Al final cada una se sacó un par de zapatos, y unos vestidos nuevos. Que puedo decir, somos mujeres con ciertas necesidades y los precios tan baratos había que aprovecharlos. Sino me creen, piensen en unos zapatos para salir super bonitos que facilmente podrían costar unos 40 euros, y luego piensen en que Marling los consiguió a 3 euros.
Al salir de las tiendas, nos dedicamos a buscar un punto de información turística. Teníamos que aprovechar el tiempo dado que ninguno de nuestros guías podían hacernos compañía. Así entonces comenzamos el camino hacia Sacramonte y el Museo de las Cuevas Gitanas. Tray se quedó a mitad del camino dado que su rodilla mala no la dejaba seguir subiendo cuestas. Marling y yo caminamos luchando contre el sol y el calor (32 grados marcó el termometro hoy). Al llegar hasta la cima resulta que el lugar estaba cerrado y no abrian hasta las 5 de la tarde. Bajamos un poco decepcionadas, pero luego fuimos a comer a un sitio cerca y realmente fue un muy buen almuerzo.
La comida estaba buena, el ambiente era agradable y al aire libre. Los meseros super atentos y serviciales y sí, tambien eran guapos. Como ninguno de los chicos seguían sin dar muestras de vida, nos fuimos a tomar el autobus que nos llevaría al dichoso sitio. Sí, resulta que hay un autobus que nos deja justo en frente. Al subir te encuentras con una maravillosa vista de frente y muchos huecos en la pared, que resultaron ser las entradas a las habitaciones. El uso de las cuevas como vivienda y demás viene de los árabes que invadieron esta parte de España. Mientras afuera hacía calor, adentro se mantenía fresco y agradable. Aunque los «techos» eran tan bajos que en muchos momentos tenía que agacharme para evitar golpearme la cabeza.
Bajamos entonces hacia el centro y tras pasar una vez más por las tiendas, nos reunimos con los muchachos para irnos de tapas una vez más. Al comer todo lo que podíamos gracias a los mostos y las cañas (aquí pides un trago y con eso te dan una tapa), cada quien se fue para su casa. Una vez más hemos quedado solas en el apartamento, y de hecho ahora nos quedamos con las llaves.
Mañana nos toca aprovechar la mañana para conocer un poco más de esta hermosa ciudad, ya por la tarde emprenderemos el camino hacia nuestro último destino de este maravilloso viaje: Sevilla.