Cuando hablamos de enfoque por competencias o aprendizaje basado en competencias, no nos referimos a competir, por si acaso. Nos referimos a una metodología educativa que se fundamenta en facilitar que los alumnos adquieran los contenidos de cada materia a través de situaciones prácticas y entornos experimentales. Es decir, pasamos de darle importancia a la teoría, para darle relevancia a la práctica.
Según un estudio de la UNESCO en el 2007, la elección de la competencia como principio organizador del currículum es una manera de trasladar la vida real al aula. Cuando le damos un texto al estudiante para que lo memorice es posible que lo pueda retener por un tiempo prudente, muy probable hasta después de haber sido evaluado. Pero cuando ese mismo contenido lo transformamos en una actividad práctica, hay muchas más probabilidades de que el estudiante pueda tener ese conocimiento.
Si analizamos los principios del aprendizaje por competencias, notaremos que es un tipo de enfoque que se ha empleado durante mucho tiempo en la adquisición de habilidades o técnicas. Al aprender a tocar un instrumento, conducir un vehículo, bailar, practicar un deporte, etc.
Este tipo de enfoque, además, incentiva al estudiante a trabajar pero, sobre todo, practicar los conocimientos adquiridos encontrándole su valor útil para el futuro.