La siguiente nota la escribí un día como hoy hace ya 4 años. Grande Meneses.
He asistido a muchas charlas de personas importantes de los medios de comunicación. Personas que en su momento me han inspirado o simplemente me pregunto para qué rayos habré ido a escuchar tanta mierda.
Para mi clase de Producción de Contenidos (que en dominicano sería redacción) nos invitaron a una charla de un señor del que no había escuchado hablar en mi vida. Enrique Meneses se llama. Como estábamos dando entrevistas en mi grupo, nos hicieron averiguar un poco acerca de este caballero, para que hoy cuando fuéramos a la charla tuviéramos más o menos una idea de qué era lo que nos iba a decir. Confieso, quedé encanta.
No es el hecho de que durante toda su vida profesional (63 años de periodismo) haya sido Free Lance (exceptuando dos años en los que estuvo bajo nomina laborando en una revista). O el hecho de que a sus 80 y tantos de años tenga dominio del Twitter, Facebook o el Blog. Tampoco que con 17 años haya logrado su primer reportaje publicado en un periódico, o que sus fotos hayan recorrido el mundo palpando instantes importantes, hechos que han marcado la historia de pueblos y naciones alrededor del mundo.
Más bien es esa pasión desenfrenada que se despide de su persona, esa humildad con que ha vivido siempre, esa locura aventurera que le ha permitido tener una vida envidiable a mis ojos.
Mientras este señor hablaba me preguntaba yo: ¿qué quiero hacer en la vida y qué estoy haciendo para conseguirlo?. Ciertamente he llegado a este país desconocido, muy desencantada de la profesión en mi nación. Tanto que me he acostumbrado a un sedentarismo que realmente no pensé llegaría a agradarme, pero que al final y de hecho, me encantó.
Pero cuando tienes en frente a un hombre que ha pasado toda su vida viajando, contando historia, tomando fotos, siendo parte pasiva de los hechos, cuando tienes a un testigo de la guerra, a un intrépido que de muchacho se las buscaba todas, alguien que decidió tener un tipo de vida X y que al final sobrevivió para contarlo entre bromas y chistes, alguien con una ideología de vida tal… pues es normal que te quedes pensando, ¿qué estoy haciendo yo por mi vida, no?
Confieso que sin ser una gran fanática ni nada por el estilo, fui de las pocas personas que se acercaron a la mesa terminada la conferencia, simplemente porque debía tener una foto con ese hombre. Alguien que para mi hacía dos días atrás era un perfecto desconocido.
Muchas son las ideas que rondan en mi cabeza luego de aquel relato de vida: «la imaginación debe suplir la falta de trabajo», debí aprender francés cuando tuve la oportunidad, y mejorar por mi mucho mi inglés, porque al final lo que te abre la puerta del mundo no es si sabes más historia, o más matemáticas, es que tan bien puedas entablar una conversación con alguien de otro idioma, y qué tanto puedes lograr esa conexión de ser humano con el otro.
Quizás en par de meses o par de años no recuerde bien todo lo que escuché hoy durante apenas dos horas de charlas y relatos, pero al menos me queda una foto con un anciano en silla de ruedas, y la idea de que ha existido un hombre en el mundo que me ha recordado porqué decidí ser contadora de historias.