Destino, Prácticas

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29 de mayo, 2012.

La lista más esperada por todos finalmente ha salido, y cuantas lágrimas se han derramado. Treinta personas ya tienen rumbo fijo, y por tres meses estarán dónde el cálculo matemático que nuestros directores tuvieron que hacer dio como resultado. Pero antes de contarles el desenlace de este episodio repasemos un poco como han sido los últimos siete días. 

Hace una semana nos enviaron una lista con las posibles empresas y puestos de trabajo a los que podíamos aplicar. Para el jueves de esa semana (dos días después) debíamos entregar una lista de tres opciones de aquello que quisieramos según las opciones. Cuanta matemática se ha tirado en esas 48 horas. Gente nerviosa, que si cogía la que más quería de primera, pero si otros 8 tomaban esa, entonces los iban a enviar a dónde no querían… Especulaciones de si fulano ha ido a hablar con el director para asegurar un puesto dónde deseaba, intrigas de si fulana iba a tomar el lugar de fulana… En fin, que parecía un Big Brother.

Claro que eso no terminaba con entregar tus opciones. Todavía debías saber con seguridad y certeza a dónde irías. Tema que se fue alargando, dado que en teoría la decisión la sabriamos ayer lunes, pero resulta que tenían que terminar de cuadrar algo y no pudieron entregarla. Cuanta tensión.

Gente que no sabía si iba a tener que mudarse, gente que no sabía si terminarían en un medio donde no querían, gente que no sabía si los iban a enviar a algún pueblo lejano y solos. Las matemáticas siguieron actuando, y de todas las especulaciones ya dos o tres tenían muy seguro como iban a caer las fichas.

El lunes teníamos entrega final de máster, qué festín hubo en esas horas de redacción en las que basicamente no se hizo nada. Todos contando las horas y viendo la pizarra de anuncios cada cinco minutos. Casi ni dejaban ir a comer al director cuando se despidió.

Finalmente llegó el día, era hoy sí o sí. Iniciamos la mañana con tranquilidad, con muchos resagados a los que el despertador no les sonó. Putada esa de que precisamente hoy a mi y dos de mis compañeras nos tocara salir a grabar una excursión para un reportaje de televisión. Así que estuvimos fuera desde las 10:30 de la mañana. No sé que era peor, si estar con el director y preguntarle y que nos dijera «nada» o estar en el máster en espera de que publiquen la lista.

Gracias a la tecnología, mientras estabamos en la rotativa (esto será otra historia que algún día contaré) mis compañeras se la pasaron escribiendo por Whatsapp preguntando y todo el mundo en clase. Pobre Igor que era su último día de darnos clase y casi nadie le hizo caso.

De repente la llamada. Ha salido la lista, Pepa ha quedado en su primera opción. La alagarabía nos invadió, pero todavía faltabamos dos que no sabíamos que iba a ser de nosotras. Llega la segunda llamada, a Tere la enviaron a su segunda opción en Madrid, ¿y Dahi? Casi cinco minutos esperando a que dijeran. Hasta que Diario Montañes surgió.

Y así estabamos las tres: una muy contenta, una dubitativa y medio insegura, y la otra dando gritos super enojada. Al regresar al Máster lo primero que me encuentro es con mi amiga Sandra quien estaba super feliz porque nos vamos juntas a Santander. En todo el camino iba pensando en si debo mudarme, en si tengo que buscar otro apartamento, que si las maletas, que si son demasiadas vainas, que cuándo lo haré. Pero confieso que ver a Sandra tan feliz me animó mucho. A través de ella sentí mucha más tranquilidad.

Más tarde Tere estaba tranquila y contenta con su destino que será Madrid, donde tendrá la oportunidad de cubrir las Olimpiadas y la Eurocopa. En cambio, hay otros que han decidido irse desde temprano y analizar las cosas en soledad. Mucha tristeza me da ver a un compañero tan derrumbado por no haber obtenido lo que quería, pero en este juego no todos pueden tener lo que quieren.

Confieso que todavía tengo mis dudas, y esa pequeña sensación en el pecho de no saber qué tan bueno sea.

Dos meses, quizás tres, me quedan por delante, otra ciudad, otras personas, otra manera de hacer las cosas. Me parece que he tenido demasiadas aventuras en este año, y la verdad me siento un poco cansada, pero vamos que momentos así hay que aprovecharlos al máximo y lo único seguro que tengo es que este verano será inolvidable.

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