08 de mayo, 2012
En mi clase del máster conocí a un chico de 26 años (pensaba que tenía más edad la verdad) que es del Sahara Occidental. Arabe, musulman, vivió 14 años de su vida en un campo de refugiados en Argelia. Siempre lo he visto como el serio de la clase, con una postura muy centrada, unas ideas un poco radicales a veces, pero buena gente. Ayer nos dio una charla acerca de la historia de su pueblo. Una historia que comparto con ustedes.
Sahara Occidental es un país del norte de Africa que tiene 37 años bajo el dominio de Marruecos. Anteriormente fue durante un siglo completo colonia española. De hecho, todavía muchos saharauis tienen un carnet español. Sucede que a este pueblo pacífico los invadieron los marroquies por un lado y los mauritanios por el otro. España se lavo las manos y los dejó a su suerte. Claro que no fue tan sencillo como se piensa. Y es que por aquella época los españoles estaban haciendo la transición de una dictadura a la democracia.
A final de cuentas muchos saharauis tuvieron que huir a Argelia a un campo de refugiados. Allí han vivido en las condiciones más precarias que se puedan imaginar. Sin agua, sin electricidad y con veranos que facilmente llegan a los 50 grados celcius. Si mucha gente apenas puede soportar los 32 grados de un agosto bien caliente, no me imagino que serán 50. Algo bien interesante de todo esto es que los marroquies construyeron un muro que dicen es más largo que la muralla China, y recorre de norte a sur todo el territorio del país, por lo que aquellos que una vez salieron se les hace imposible regresar.
En teoría la ONU está gestionando la libertad del pueblo. Llevar a referendum y que los pobladores decidan qué quieren hacer con su futuro: si ser una comunidad autonoma de Marruecos, si ser libres e independientes, o qué. Pero este referendum tiene aproximadamente 20 años en espera a que se realice. Todavía no han dado la fecha.
Salamu cuenta que a los 14 años su familia se fue a vivir a Málaga, sur de España. Existen muchas ayudas solidarias de asociaciones y agrupaciones, que por ejemplo, dan dos meses de vacaciones a los niños en países europeos. Tal como si fuera un intercambio de estudiantes. Ellos van a una casa de acogida y se pasan allí dos meses lejos del calor agobiante. Conocen lo que es un helado, el chocolate, bañarse con agua fria, las escaleras electricas, la televisión, los coches, andar con zapatos…
Tambien nos dice que a pesar de la situación tan difícil, hay educación primaria hasta sexto de básica. Eso sí, que luego tienen que trasladarse hasta pueblos de Argelia a hacer la secundaria, y qué lio cuando te pasas aprendiendo castellano y árabe (el español es lengua oficial) y de repente llegas a una escuela a estudiar frances (los países alrededor de Sahara fueron colonias francesas).
Al terminar su charla muchas de mis compañeras estaban a lágrimas vivas, por lo intensa de esta historia. Y claro, nunca es igual cuando te lo cuenta alguien que lo ha vivido en carne propia. Él y sus primas nos hicieron unos regalos, anillos, pulseras con materiales propios de su cultura y su tierra. La clase estaba muy conmovida la verdad.
Yo comparto esto con ustedes, porque como dice Salamu, la mejor manera de ayudar es concientizando a las personas. Vamos que no haré que su pueblo se libere, ni que sus padres regresen a la tierra de donde nacieron, pero creo ellos nunca pierden la ilusión ni la esperanza y si a pesar de las adversidades siguen en la espera continua, ¿porqué no nosotros quienes estamos fuera difundimos el mensaje?
Esta nota se la dedico a esa persona que conocí un día en clase, un hombre serio y bastante cerrado en algunas cosas, pero con una historia muy intersante y un corazón muy grande.