Dentro de mis descripciones siempre agrego la palabra «escritora». Aunque a veces no me siento como tal. Hay veces que creo es por el síndrome del impostor, el miedo, la falta de confianza o quizás porque realmente no sé escribir. Sé que puedo redactar palabras con sentido, oraciones bien estructuradas, colocar la coma donde va y el punto donde le toca. Aún así a veces siento que carecen de mensaje o que los demás no entienden lo que quiero decir ni se emocionan con ellas. Siempre he pensado que para saber escribir lo mejor es practicar constantemente. Como para nadar tienes que nadar o para correr bueno… tienes que correr.
Aún así, no solo tienes que escribir de manera constante para saber escribir. Hay otras cosas como leer, leer mucho y de todo un poco, pero en los últimos meses algo que he visto que es esencial es el poder de comunicarse. Y yo, la verdad en ocasiones creo que no sé comunicarme. Es extraño que una licenciada en Comunicación Social, con una maestría en Periodismo y realizando un doctorado en Comunicación y Tecnología diga que no sepa comunicarse. Lo sé, suena ilógico y contradictorio. Me parece que puede aplicarse muy bien la frase aquella que dice: en casa de herrero cuchillo de palo.
Este año decidí trabajar mi próximo libro. Una recopilación de las crónicas de los viajes que he realizado por República Dominicana en los últimos diez años. Todas estas crónicas fueron en algún momento entradas del blog o notas en Facebook que escribía para mis amigos y familiares cada vez que viajaba. Casi al culminar la reedición de estas crónicas me detuve sin estar muy segura de cómo continuar. Llámalo bloqueo del escritor. Con la intención de publicar mi libro este año —cosa que ya no va a pasar, por que hola bloqueo— me inscribí en un curso intensivo de 21 días denominado Máster Escritora Extraordinaria de Rachell Bels. Gracias a este curso me he mantenido capacitándome en el área y encontré una comunidad de escritoras donde se apoyan unas a otras y me da esperanza de que alguna vez lograré publicar más libros y vivir de ellos. A raíz de esto, el 2021 ha sido el año de las capacitaciones en esta área. De ahí en adelante realicé diversos talleres sobre marca personal, creación de personajes, visibilidad en Amazon, uso de herramientas como Scrivener, uno próximo sobre descripciones, entre otros. El último del año, porque las clases en directo inician en diciembre aunque desde ya estamos realizando actividades, es uno muy específico dentro del género que estoy trabajando ahora: Desafíos Viajeros. Este curso en particular lo descubrí porque sigo a una de las instructoras desde hace años, Aniko Villalba, una argentina que ha publicado varios libros de viajes.
Hasta el momento he visto que además de las crónicas o los relatos de viajes, existen otras formas para contar lo que nos pasa mientras viajamos: las cartas, formas listográficas, formas íntimas, entre otros. Me ha tocado leer mucho y tras cada módulo de lectura tenemos algunos ejercicios sugeridos que por cuestiones de tiempo y motivación no he iniciado. Precisamente, este post es una introducción a esas tareas que espero poder completar en las próximas semanas y que estaré publicando en este espacio para sentirme un poco más motivada. Creo que así mato dos pájaros de un tiro: por un lado hago los ejercicios y por otro mantengo actualizada esta página.
Estos ejercicios como bien dije, son sugeridos, así que mis instructoras probablemente no los vayan a corregir antes de subirlos. Yo creería que después de escribir tanto de mis viajes durante todos estos años sería una experta en el tema, la verdad es que ahora es que siento que estoy aprendiendo a hacerlo bien. Así que nada, espero que hayas llegado hasta aquí y que me motives a seguir escribiendo, pero sobretodo a completar los ejercicios.
Nos leemos en la próxima.