Primer día del año

Si  seis meses antes alguien me hubiera dicho que me iba a pasar el primero de enero del 2012 en un autobús cruzando Alemania, le hubiera dicho: Estás loco. Pero sí. Así fue.

Levantándonos a las seis de la mañana para salir a las siete y veinte. Todavía tenía sueño de la noche anterior, así que aprovechamos las dos horas y cuarenta y cinco minutos que duramos de Amsterdam a Colonia durmiendo. Nunca pensé que el autobus se iba a volver mi cama predilecta. 

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Un año nuevo en la ciudad de la perdición

Llegar a Holanda para celebrar el año nuevo fue quizás la cosa más extraña que me pudo pasar finalizando el 2011. Con la queja de que nuestro hotel quedaba en el hoyo del mundo, véase que para llegar al centro había que tomar un autobús mas un tren, desde el aeropuerto. En fin, que nos levantamos el sábado temprano, para la visita de vista panorámica de la ciudad.

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Tour sinónimo de madrugar y darse rápido

Publicado el 29 de diciembre del 2012

Levantarse a las seis de la mañana parece un chiste si estás de vacaciones, claro que si te vas por ocho días de viaje no puedes decir que vas a descansar. Vas a conocer, a tomar muchas fotos bonitas, algún llavero de recuerdo, pero sobre todo es mucho lo que vas a caminar, lo poco que dormirás y lo malo que comerás (no porque la comida sea mala, sino porque habrán situaciones en las que comerás lo primero que encuentras), así que no… Las dietas no valen y menos si es época navideña. 

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Murphy y las filas

Aunque a las 8 de la mañana estaba nublado, ese día no hubo niebla, por lo que prometía estar mucho más bonito que el anterior para visitar París. Con el día libre, pero con mucho qué hacer, teníamos la intención de salir temprano del hotel. Pero entre mi dolor de cabeza y el sueño de Tracy terminamos tomando el metro a las 10 a.m para ir al Louvre. 

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París, ¿la ciudad de las luces o mejor dicho de la neblina?

Nota publicada el 27 de diciembre 2011

Levantarse a las 7:30 a.m en París debe ser un sueño para cualquier turista. Claro que si ves por la ventana el «amanecer» y solo ves neblina, pues bueno… el día puede mejorar.

Tomamos un rico desayuno ofrecido por el hotel, y nos reunimos con el grupo del tour a las 9 en el autobús frente al hotel. Aproximadamente 26 personas de diferentes nacionalidades, incluyendo de Filipinas, estaban en el bus, siendo guiados por Silvia, quien a medida que pasábamos por cada lugar hacía alguna referencia bien chistosa. Entre tomar fotos en medio de la neblina, ver la tumba de Napoleón, y desear llegar a la Torre Eiffel para la gran foto, al final no se pudo. 

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Travesía de un tour

Nota publicada el 26 de diciembre del 2011

Pasar el 24 de diciembre entre personas extrañas (en su mayoría), para una cena que terminó siendo una delicia, y una muy agradable compañía fue la mejor idea que se nos pudo ocurrir. Con la salvedad de que si vas a tomar un autobús a la 1:30 de la madrugada del siguiente día no te acuestes a las 8 de la mañana.

Empezar el tour fue toda una travesía. Se suponía que nos reuniríamos con un grupo de estudiantes en Paris, para 8 días de viajes intensos entre ciudades, museos y monumentos de una parte de Europa fuera de España. Pero para tomar un avión a las 4:40 de la tarde en Madrid, era necesario tomar un autobús a la 1:30 de la madrugada en Bilbao. Al pasar dos horas en la estación muertas de frío, finalmente nos montamos en la guagua, la cual tomó seis horas para dejarnos en el aeropuerto. 

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Google Maps y el Club Taurino

Nota publicada el 22 de diciembre del 2011

La verdad no sé como empezar a contar mi historia. Ustedes me dirán, pues por el principio, ¿no? Y es que no sabría descifrar dónde rayos está el principio. A ver, para que no se haga muy largo…

Ese día tenía que ir a entregar un libro a una asociación, comprar unas botas nuevas (porque las que tenía la lluvia la había jodido), hacer la compra de la cena de Noche Buena y asistir a un coloquio-entrevista en un Club Taurino. Resulta que organicé mi día cuestión de poder hacerlo todo. Busco mi mapa en Google Maps de la asociación, imprimo las rutas de cómo llegar desde mi casa, y anoto cada detalle por si las moscas.

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Santo Tomás y algunas otras locuras

Desde mi llegada de Madrid, la estadía en Bilbao fue bastante tranquila: llegar a clases, salir de clases, hacer comida, fregar, dormir, hacer tarea…etc, etc, y alguna salida al Kareoke (donde nos degalillamos cantando). Hasta el sábado cuando recibimos la visita del novio de Frantxy y uno de mis más viejos amigos. Sentí como si un pedacito de dominicana hubiera llegado, más la grata sorpresa de algunos mensajitos enviados por varios de mis amigos.

Pero francamente no llegó en un buen tiempo, desde la semana pasada estuvo lloviendo, y ese weekend el temporal que azotaba la costa se sentía en pleno de la ciudad. Claro que la semana no comenzó mejor, mi gripe que no me deja ni me abandona, más las constantes lluvias, más las bajas de la temperatura… Bueno, todo eso me tenía con el pecho sin servir, la nariz  roja y la garganta que no dejaba de picar.

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Una noche diferente en Madrid

Como dije, realmente no me interesaba salir, en especial después de ver como una intensa neblina cubría la ciudad. Pero vamos, que como dice mi prima esto solo lo viviremos una vez. Así que luego de cenar, y esperar a que me dijeran para dónde íbamos, me alisté, aproveché la bola de mi pricuñado quien iba para el centro a trabajar, y esperé la siguiente llamada.

Con 16 centavos en el celular (los cuales ni me dan para dar un toque), sin internet de ningún tipo y sólo 20 euros en el bolsillo, salí dispuesta a bailar un buen rato en alguna discoteca de Madrid. Como dicen por ahí, conocer la vida nocturna de la ciudad, porque no todo es turistear.

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