Por una parte no podía creer que finalmente mis vacaciones habían llegado, y por otra sentía que el tiempo se había detenido y me gustaba esa sensación. Quería que se mantuviera así… lento. Nos alistamos y subimos al comedor para el desayuno: confle con leche, bagels y té. Yo con mi dieta de no harina y no azúcar, me conformé con el primero. Había muchas personas de distintas partes, un grupo de chilenos, unos europeos, una familia que no reconocí de qué parte eran, y así. Todos iban, se servían, esperaban a que el otro terminara con la tostadora, y se sentaban de los más tranquilos. Algunos hablaban entre ellos, yo sólo los observaba mientras me terminaba mi cereal.
Carrusel
Gradas, cuestas y el engaño de la vista
1 de abril, 2012.
Si les soy sincera fueron demasiadas las cosas que nos pasaron hoy como para detallarlas. Además de que el cansancio me tiene agotada mentalmente. Pero por ustedes haré el esfuerzo de contarles aunque sea por arriba mi día en Lisboa.
Hacia el sur en mar: Futaleufú
Eran las 9:00 am cuando salimos del hospedaje Catalina, tras despedirnos y tomar el acostumbrado desayuno chileno: pan, palta, mantequilla, mermelada, té, queso, jamón y un pedazo de bizcocho. Llegamos a tiempo, y esperamos una hora antes de que el barco zarpara. A medida que pasaba el tiempo, más vehículos entraban a la embarcación. Las personas salían de sus autos, caminaban por la cubierta, tomaban fotos o se iban a la cabina a descansar.