5 de abril, 2012.
Levantarse a las 3:30 a.m. por un error de la alarma sólo augura un día no muy bueno. No sólo porque te quedas con todo el sueño, sino porque por delante te queda un largo viaje. Resignadas por habernos levantado una hora antes de lo previsto, llegamos temprano a la estación de autobuses. Tan temprano que la abrirmos.
El viaje duró casi cuatro horas. Que hubieran sido perfectas para recuperar el sueño perdido, sino hubiera sido por el loco chofer que pasaba como un rayo algunas curvas inesperadas. Primera vez que uso el cinturón de seguridad de un autobus. Al llegar a Lisboa para tomar nuestro avión, el objetivo era tomar el autobus que nos llevara directo al aeropuerto. Tras esperar casi una hora, finalmente llegamos. Y sin problema alguno hicimos el chekeo y pasamos por el control. Algo totalmente distinto al trato en Madrid. En Lisboa todo el mundo fue amable y atento, y te hablaban con tranquilidad. Hasta tiempo para comer en la terminal nos dio.
Ya en Madrid, nos dirigimos en busca del hostal donde pasaríamos una única noche. Cuando estabamos cerca del lugar y un poco perdidas, me llamó el gerente preguntando por dónde ibamos. Esto me asustó un poco. Pero al llegar al piso, nos dimos cuenta que el señor simplemente era muy amable, la casa es bonita y la habitación también. Lo único que no tenemos baño privado, y cada persona sólo puede durar 10 minutos en la ducha. En lo personal eso no me supone un problema, pero bueno. Lo más destacable de este sitio es que en cada habitación hay flores, claveles, tulipanes, no importa el tipo de flor que sea.
Luego de ver a la Sirenita mientras descansabamos un poco (sí la película de Disney), salimos para presenciar las procesiones de Madrid. Como estamos en Semana Santa, estas son la mayor atracción de los pueblos españoles para estas fechas. Casi me da un ataque de asma por el gentio que había. Como duraba mucho en salir, decidimos ir a comer algo y nos detuvimos en un bar de tapas. Qué diferente es la atención a como nos antendian en Portugal. Aquí noté la diferencia de culturas. Y eso que son países muy parecidos en muchos aspectos.
Al salir del bar la odisea fue lograr ver algo. La gente empujandose, las chicas avanzando y yo sin poder alcanzarlas. Las señoras discutiendo que querían ver, unos que la hora estaba mal, otros que la organización, niños de 3 y 5 años sentados en los hombros de sus padres. Increíble lo que mueve la creencia. Más pensar en esos hombres que cargaban tremendas estatuas sobre sus hombros y ver en sus caras el dolor que esto les provocaba. Pero como me dicen que aquello es totalmente voluntario solo me quedo pensando: lo que mueve la religión.
Luego de toda esta odisea regresamos al hostal. Nos preparamos para el día de mañana donde nos espera un camino de seis horas hacia el sur. Dejamos a Portugal detrás, hicimos una pequeña parada en Madrid y ahora continuaremos la segunda parte de estas vacaciones de mochileras por Europa.