Washington D.C es la capital de una de las mayores potencias del mundo. En realidad, nunca me había llamado la atención, hasta que tomé unas clases de inglés en New York y dentro de las ofertas de la escuela, habían algunos tours a ciudades cercanas. En aquella ocasión el presupuesto solo me daba para uno de los viajes, y desde hacía mucho tenía una visita pendiente a Boston. Ahora la visita en agenda era la capital.
Cuando supe que tendría que regresar a la costa Este, al instante empecé a planificar mi escapada a D.C. Primero tenía pensando hacer un viaje de un día para otro, así que busqué varias opciones de alojamiento, luego calculando la cantidad de días que tenía, y que estaría sola, decidí optar por un tour de un día. La mejor idea que se me pudo haber ocurrido.
Busque algunas ofertas en internet, e incluso consulté con mi prima para saber qué opciones convenian más. Al final reserve mi espacio con Empire Vacations, en su página TakeTours.com. Aquí puedes elegir el día y el idioma en que quieras tu guía (español, italiano, portugues, inglés, francés, alemán, etc). El pago lo puedes hacer por paypal o con tarjeta de crédito. Una vez llenado el formulario y realizado el pago, te envían un correo de confirmación, y 48 horas más tarde un correo con el itinerario y toda la información que te sirve como ticket.
El día que más me convenía era el 28 de junio, un jueves. El autobus salía a las 7 de la mañana desde la 777 8th Ave, Manhattan, y yo me quedaba en Queens, a aproximadamente una hora en tren. Así que para evitar tener que madrugar y que el metro fallara, decidí tomar un Uber (que igual tendría que madrugar pero llegaría seguro al punto de reunión). Llovía y estaba fresco para ser pleno verano. Al llegar noté que habían varios tours organizados, y dos personas con tabletas te recibían, confirmaban tu información y te asignaban a una fila. Bastante organizados la verdad. Luego a medida que se acercaba la hora, los guías iban llamando a sus grupos según el idioma en el que estuvieras anotado.
Yo me había anotado en el grupo en español, que resultó ser el mismo grupo de portugués. Nuestro guía, José Luis, era un señor de algunos 50 años, alto y moreno, con un fuerte acento brasileño. Lo denominamos el Police Time, porque siempre estaba encima de nosotros con el tiempo. Habían tres argentinas que tenían entre 30 y 40 años, una pareja de sevillanos, unas chilenas, una familia Catalana, unas colombianas y así distintas nacionalidades.
Al pasar NYC y atravesar New Jearsey, llegamos a Delaware, donde hicimos una parada de 30 minutos para desayunar y estirar las piernas. Seguimos el trayecto sin muchos percances hasta la capital norteamericana, la tercera en la historia de Estados Unidos (primero fue New York y después Philly).
La primera parada en la ciudad fue el Arlington National Cemetery, para visitar la tumba de los Kennedy. Como bien lo dice, es un cementerio donde entierran a todos los militares, oficiales, etc que alguna vez han servido al país. Es un parque enorme, con pocas sombras, y tienen un centro de visitantes donde hay baños y puestos de información. Durante nuestro trayecto vimos a muchos estudiantes que iban en grupos, y otros turistas, y hacía mucho calor. Aquí estuvimos entre 30 y 40 minutos, conociendo un poco de historia y viendo tumbas. Luego nos dirigimos al Lincoln Memorial, en esta zona se encuentran varios memoriales como Vietnam Veteran Memorial y el Korean War Veteran Memorial. Si, basicamente los monumentos están dedicados a heroes de guerra.
El Vietnam Veteran Memorial es un muro de 2 acres de tamaño, donde se encuentran los nombres de todos los soldados que participaron/murieron en esta guerra. Lo interesante de este memorial es que el material en que fue creado y la manera como fue colocado, hace que todo se refleje en la pared. Por su lado, el Korean War Memorial, son unas esculturas de soldados en una trinchera. Una de las esculturas están basada en el rostro de un soldado de verdad que estuvo ahí. Detrás de las esculturas hay otra pared donde se pueden ver los nombres e igual se refleja todo lo que esté frente a ella.
Desde el Lincoln Memorial tienes vista directa al Obelisco, de hecho están dividido por una piscina. Lincoln, sentado en su silla, tiene la vista hacia el obelisco, y tiene 30 metros de alto. Para llegar debes subir unos escalones desde la piscina, que si estás muy cansado o tienes mucho calor, te va a costar un poco. Cuando el tiempo desginado estaba pasando, nuestro guía con su bandera amarilla empezó a llamarnos. Como siempre, habían unos más rezagados que otros.
Nos montamos en el autobus y nos dirigimos entonces a la Casa Blanca. Aquí estuvimos en el parque frente a la casa, y tomamos varias fotos. Vimos a un Presidente Trump saludando y tomandose fotos, a un señor con varios carteles exigiendo distintas cosas, y algunos vendedores informales. La casa, de marmol blanco por fuera, se veía más pequeña de lo que esperaba. Claro, solo vimos una fachada.
Aquí duramos poco más de 10 minutos. Regresamos al autobus, y de camino aprovechamos para comprar agua a unos vendedores que estaban en la esquina. Llegamos al National Air and Space Museum y nos dieron tiempo libre para comer y caminar la zona. Los primero fue encontrar puestos de comida. Los organizadores del tour generalmente tienen previsto un restaurante dentro del museo, pero ese día estaba en renovación, así que nos José Luis nos guió a una zona de Food Trucks, donde había desde pizza, comida mexicana hasta comida koreana. Al pasar por los distintos camiones de comida, decidí irme por la pizza. No tuve en cuenta que los pedazos suelen grandes, entonces pedí dos. Los reales pedazos de pizza… El dueño me atendió con mucha amabalidad y me entregó mi comida en una caja cerrada. Los puestos estaban justo frente a un área verde y ahí aproveché y me senté a comer como muchos otros. Habían turistas y personas que trabajaban en las oficinas cercana.
Cuando terminé, boté la basura al zafacón y me dirigí al museo. Aquí comprobé que la ciudad en sí misma era un monumento a la guerra. Todas las salas del museo se dedicaban a aviones de guerra. Apenas había una o dos dedicadas a la ciencia o a aeronaves espaciales creadas por la NASA. No duré mucho cuando vi de qué iba, lo más interesante era el área de niños, donde podían realizar experimentos interactivos relaciones al tema, pero estaba lleno de niños, así que salí, crucé el parque y entré a la Galería Nacional de Artes. Aquí se respiraba otro aire, menos guerrillero. A penas me dio tiempo para ver algunos cuadros, porque ya se acercaba la hora de regresar al autobus.
Al salir tome algunas fotos, y noté que estaba en el mismo parque donde Leslie de Parks and Recreation se sentaba en uno de los capitulos finales de la serie. Tomamos el autobus y llegamos al último punto del tour, el Capitolio. El edificio llamativo de por sí está dividido en dos zonas, una donde se reune la cámara del Senado y otra donde están los Diputados. Aquí se toman las decisiones más importantes del país, y a veces hasta del mundo. Desde el frente puedes ver el parque y los museos. Tras tomarnos algunas fotos y escuchar las explicaciones del guía, regresamos al autobus, para tomar el camino de regreso.
Regresamos a NYC a eso de las 9 de la noche. Aproveché que estaba en Manhattan y entré a un Shake Shack para comprar algo de cenar, dado que tenía mucha hambre y la merienda de regreso no había sido suficiente. Tomé el metro y llegué finalmente a la casa casi a las 11 de la noche.
Si estás de vacaciones y no tienes mucho tiempo, este tour es ideal para ti. Aunque no cubre la comida, el transporte y el guía son muy buenos, de hecho habían dos choferes, uno que iba y otro que venía. El transporte tiene wifi y está bien cuidado, algunas personas se tiraron los partidos del mundial de ese día.