Es posible que hayas escuchado hablar del término Aula Invertida, pero y seguro por el nombre tengas más o menos una idea de a qué se refiere. El Flipped Classroom o Aula Invertida es un modelo pedagógico que transforma ciertas partes del proceso de aprendizaje mientras se incrementa o da mayor importancia a otras actividades dentro del aula.
En el modelo tradicional el estudiante va al aula, el profesor presenta el material, ya sea que escriba en la pizarra o tenga una diapositiva en Power Point. Si la clase dura 50 minutos es probable que la mayor parte del tiempo el docente sea quien hable explicando los conceptos y problemas, y quizás le dedique 10 minutos a responder las dudas del estudiante. Si es un profesor muy progresista, tal vez convierta su explicación en un diálogo donde a medida que va explicando, recibe las dudas o comentarios de los estudiantes. Al acabar el tiempo de clase, el educador deja una asignación o tarea, que puede ser algo práctico o de aplicación, para que el alumno en su tiempo dedicado a tareas o estudios desde casa, lo realice. Creo que todos estamos claros en este modelo, porque de alguna manera lo hemos vivido. Ahora bien, con Aula Invertida esto cambia.
Con este modelo, el tiempo que se dedica a la clase es para crear y aplicar los conceptos, mientras que el momento dedicado en casa es para aprender los términos o la teoría. En Aula Invertida, antes del encuentro síncrono con los estudiantes, ellos deben leer artículos, ver presentaciones en Power Point, vídeos o cualquier otro material didáctico donde se explique la parte teórica. Mientras que, ya en el proceso “presencial” se dedican tres momentos: el primero llamado sistematización conceptual, donde se profundiza en los términos que no quedaron claros; el segundo es la aplicación, donde los estudiantes trabajan por sí solos con la guía del docente y el tercero es la metacognición que es el espacio donde se razona sobre lo aprendido.
Al pasar de las clases presenciales a las virtuales, como consecuencia de la pandemia provocada por el COVID-19, esta metodología ha tomado auge. Y cada vez más centros educativos están interesados en capacitar a sus profesores para implementar dicho método.