03 de enero 2012
Mi viaje por parte de Europa fue muy jevi, no sólo por mi roomie quien no puede ser mejor compañera de viaje, si no tambien por otros personajes a quienes les dedico este fragmento.
Comenzando por las primeras personas que conocimos, «las divinas», dos mujeres que iban en el avión con nosotras hacia Paris. Estudiantes becarias (una de Guatemala, la otra de Venezuela), mayores de 30. Simpáticas… hasta que las conoces. De repente les preguntabas, qué tal les pareció el hotel y decían: divino todo, encantador, muy agradable. Eran tan falsas las pobres que sólo podía reirme cuando hacían algún comentario superficial. Claro que no todo era malo, una de ellas era muy amable, y ante cualquier cosa siempre estaban dispuestas a ayudar.
Luego estaban Barbie y Ken, quienes tambien venían con nosotras en el avión. Esta parejita de novios portugueses era una lindura. No hablaban con nadie, siempre iban solos, hasta la mitad del viaje que socializaron con otros portugueses del tour. Y tal cual, Barbie (ella rubia, cabello largo) y Ken (cabello lacio y castaño, una monada de niño).
Claro que el viaje no hubiera sido divertido, en especial las largas horas en el autobus si no fuera por nuestro guía, Super Us, que la primera noche nos parecía ser el tipo más antipatico del mundo, pero resultó ser un buen guía, que no se expresa muy bien, dado que redunda mucho, y todo era: poquito, horita, cerquita, evidentemente, y as. ¿Porqué terminamos poniendole «Super Us»? Aparte de que se llama Ustandi (o algo así), le decimos así porque nos salvó cuando nos perdimos, y nos llevó al aeropuerto y nos registraba en los hoteles. En fin, era como el padre del grupo.
Los fresitas, estos niños son un trío de dos hombres y una mujer. Los tipos (latinos tambien), mas metrosexuales no pueden parecer…imaginense a este tipo con un saquito super fashionista en medio de un Paris neblinoso a 4 grados centigrados. Le pregunté, ¿no tienes frio? y me dijo que si muerto de risa. El otro más agradable, tranquilo, la imagen perfecta del hermano mayor, pero medio pendejo. Y la niña coqueta, muy agradable, que algo de plastiquita tenía, pero al final me cayó muy bien la jeva.
Claro que siempre hay un grupo de tres niños (bueno hombres recien salidos de la adolescencia) tranquilitos, que no se mueven, ni hablan, ni respiran. Para mi, tres dulzuras mexicanas, pero al final decidimos llamarlos como «los tres chiflados». De alguna manera me recordaban a esos personajes de la tele.
Las locas catalanas, o más bien ruidosas, dos amigas de Catalunya que cuando hablaban el pueblo se enteraban qué decían. Muy graciosas ellas, me reí muchisimo con estas mujeres, eran agradables tambien. Hacian trio a veces con la «abuelita de piolin», una señora de como 70 años con un espíritu juvenil, siempre agradable, con ánimo. Una viejita encantadora.
¡Oh y claro! ¡Los reyes! Estos eran una parejita (ni idea de donde son) muy elegantes ellos, que siempre que nos deteniamos para comprar algo, iban a las tiendas más caras. Y parecía que se les iba a caer algo cuando caminaban, me parecieron de lo más interesante.
La bipolar, super simpatiquisima ella, por momentos. Al final nunca la entendi. Se disculpaba demasiado por tonterías, y parecía querer agradarle a todo el mundo, pero por momentos parecía que si te metías con ella te iba a sacar los ojos. Weird people.
Después habían muchos otros, como la familia de mujeres mexicanas, o las best friends forever pispirisnice, nuestro adorado «Nono», el chofer que nunca me abrió la puerta cuando estaba tocando para entrar a la guagua (claro como lo iba a hacer si estaba en la puerta de atrás. Genio…), la parejita viajera; unos latinos que tenían dos semanas viajando y luego de Frankfurt seguirían hacia Italia. Me agradaron mucho ellos, muy simpaticos, agradables, atentos, y me daban una envidia. Algún día me iré a un viaje así con mi pareja.
En fin, que nuestro tour estuvo repleto de gente muy interesante. Unos más agradables que otros, pero al final de cuentas todos aportaron a la risa y entretenimiento del viaje.