La materia de Conflictos Internacionales, fue probablemente la materia más divertida que me había tocado recibir hasta ese momento. Y probablemente fue la asignatura más divertida que recibí durante todo ese año. Claro que Jose Luis Peñalva fue la clave para que todos los miércoles de 11:30 a 1:00 estuviéramos muertos de risa. Vestido la mayor parte del tiempo con un pantalón verde oscuro, un saco verde oscuro, una camisa verde oscura y una corbata marrón de un diseño raro, con anteojos cuadrados, cabello canoso, barba y bigote.
Temas como la guerra de Irak, la Primavera Arábe y la crisis económica no suelen dar gracia, al menos que sea este señor de más de 50 años, jubilado de periodismo y dedicado a la enseñanza en la UPV quien esté parado frente a 30 estudiantes, haciendo un sin fin de anécdotas relacionadas a estos temas.
La frase «soy un ser despreciable» nunca falta en cada clase. Casado con una inglesa, siendo de Castilla, con hijos vascos y nueras alemanas, el profe José Luis sin dudas es un tipo bien internacionalizado. Ha viajado por todo el mundo, desde Rusia, hasta California, y algunos países de Latinoámerica como México, Cuba y Puerto Rico.
Empezaba sus clases diciendo: Hoy quisiera hablarles de… y en base al tema siempre tiene una anécdota de lo más divertida. Como aquella vez cuando nos habló de un famoso político que a su consideración era muy bueno, porque no buscaba conflictos con nadie, y siempre que alguien le preguntaba: ¿cómo considera que está la situación? él respondía: muy agradable todo, saliendo siempre del apuro y estando bien con todo el mundo. Así que, obviamente después de eso, incluso cuando íbamos a un lugar que no nos agradaba y nos preguntaban, ¿qué tal te parece? contestábamos, «muy agradable todo».
Nos mostró el otro lado de los conflictos más importantes de la historia actual, siempre con un mensaje: Cuando se abre una guerra se pierde una generación. Las guerras son decisiones que se toman por una necesidad personal, las zonas de influencia las establecen, que la afinidad es el principio de la seducción, o que la distancia hace una vida diferente.
Afirmaba que es «vago vocacional» porque lamentablemente le ha tocado trabajar, e insistía en que la resignación es falta de libertad. No podría transcribir las historias que nos hacía, porque para que realmente se rían tendrían que verlo a él contarlas, sus gestos, su manera de decir las cosas.
Al final no tenemos que hacer apuntes, por lo que no habrán exámenes, pero igual escuchar la historia acerca de los conflictos internacionales, las anécdotas de los periodistas y su propia historia de vida, nos sirve de enseñanza.