Episodio 14: Sincrónico y Asincrónico

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Según el portal del Tecnológico de Monterrey, en México, el aprendizaje en línea se divide en dos categorías: aprendizaje sincrónico y aprendizaje asincrónico. El primero se refiere a aquella educación donde los alumnos tienen la oportunidad de aprender e interactuar en el momento (o “en vivo”) con su profesor y sus compañeros. El sincrónico es un tipo de aprendizaje grupal ya que todos están aprendiendo al mismo tiempo. Por su lado, el aprendizaje asincrónico es aquél  que puede suceder en vivo o estando desconectados a través de videos, material o recursos educativos previamente proporcionados por la profesora o profesor, es decir, el grupo aprende lo mismo pero quien a su ritmo.

En lo personal, considero que este tipo de aprendizajes se han dado desde mucho antes de migrar a la virtualidad. La razón es sencilla, cuando hablamos de sincronía nos referimos a una coincidencia que se da en el tiempo y espacio: por ejemplo, dos personas que coinciden en un mismo café o restaurante a la misma hora y el mismo día. Mientras que la asincronía sería lo contrario, por así decirlo una de esas personas está en el café o restaurante, mientras que la otra a esa misma hora se encuentra en otro lugar. Cuando dábamos clases presenciales llevábamos a cabo la sincronía en el momento en que tanto los estudiantes como el profesor se encontraban en el aula X a la hora Y. Por su parte, las actividades asincrónicas se realizaban cada vez que se dejaba una tarea o actividad para realizar en casa o fuera del aula.

La diferencia quizás ahora es que se toma más en consideración el uso de los medios tecnológicos para poder realizar las actividades sincrónicas, como programas para videollamadas —Microsoft Teams, Zoom, Google Meets, etc—. Además de la necesidad de tener una conexión estable a internet, de contar con los equipos necesarias que permitan esa conectividad, y sobre todo en República Dominicana, de tener electricidad para que esos aparatos electrónicos funcionen. Ahora, la ventaja principal es el poder mantener la interacción que se da entre docente y alumno, que de manera asincrónica no se permite.